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La piel de un adulto pesa alrededor de 4 kilos

Malos hábitos de belleza que deberías cambiar

1. Enrollarse el cabello en una toalla tras lavarlo es un hábito muy común que casi todas las mujeres realizan a diario. Sin embargo el cuero cabelludo, cuando está húmedo, es como una fina hebra que se retuerce y se rompe fácilmente.
Por eso, enrollar el pelo en un turbante tirante, al igual que peinarlo o cepillarlo con fuerza y sin cuidado, puede hacer que se rompa, se encrespe y se abran las puntas. En lugar de retorcerlo con fuerza y apretar, elimina el exceso de humedad presionando suavemente con una toalla, y antes de intentar cepillarlo aplica un acondicionador sin aclarado para evitar romperlo al desenredarlo.

2. Una cosa es mantener la piel limpia y otra pasarse de la raya y resecarla de más. Según algunos expertos, recién levantada y tras pasar la noche en la cama (sin exponerte a las impurezas y la suciedad de la calle), lo mejor es lavar la cara con agua, secarla suavemente con toquecitos y aplicar una crema hidratante con protección solar.
Una limpieza agresiva puede provocar que la piel se irrite, se reseque y se descame. Bajo ningún concepto te laves la cara en la ducha con el gel o champú.

3.Exfoliarte demasiado a menudo: no lo hagas en ningún caso más de dos veces por semana, y solo una si tienes la piel seca o sensible. Además de agredir a tu piel, irritarla y resecarla, puedes conseguir un efecto rebote que no te gustará. Si te pasas al exfoliar puedes provocar una producción excesiva de grasa, que es la forma que tiene la piel de protegerse de este tipo de agresiones.

4. ¿Se te seca a menudo la máscara de pestañas, y además te las deja con pegotes y apelmazadas? Seguro que estás acostumbrada a bombear con el cepillo arriba y abajo cada vez que la usas. Deja de hacerlo: solo consigues que entre aire, que el producto se seque y que en lugar de definir y separar tus pestañas, las apelmace.

5. Olvidar el cuello y el escote: la cara no termina a la altura de la mandíbula. El cuello y el escote necesitan los mismos niveles de limpieza, hidratación y protección solar que la piel que está sobre la línea de la mandíbula. Acostúmbrate, cuando te apliques un producto de tratamiento, a extenderlo también a lo largo del cuello y escote.

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