El color de las paredes de tu casa puede tener un impacto enorme sobre tu estado de ánimo.
El verde, que representa a la naturaleza, puede promover el equilibrio, la armonía y la relajación.
El azul es un color que tranquiliza, así que puede funcionar en un dormitorio.
Evita el rojo, que puede contribuir a una respiración más rápida, vinculada a un corazón más acelerado y la hipertensión.