El papel del ejercicio físico en la mejora del bienestar individual y social, es cada vez más importante en la medida que se incrementa el número de personas con problemas de ansiedad o depresión, aseveró Rubén Rosado, especialista de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
En el marco de las actividades por el Centenario de esta casa de estudios, se llevó a cabo la mesa panel “Psicología de la actividad física y conductas saludables”, en la cual participaron tres académicos y especialistas reconocidos de la UADY.
Durante la charla, Rubén Rosado manifestó que los efectos del ejercicio físico tienden a ser más agudos que crónicos y las personas dicen sentirse mejor inmediatamente después de la actividad física, efecto que suele permanecer durante varias horas.
“El ejercicio ha demostrado tener un impacto positivo en una diversidad de esferas, como el fortalecimiento de la autoestima, el aumento de la sensación de control, la mejora de la autoconfianza y el funcionamiento mental”, añadió.
Por su parte, la especialista María Marentes destacó que las conductas que componen un estilo de vida saludable están relacionadas con la actividad y ejercicio físico, los hábitos de alimentación, el consumo de tabaco, alcohol, la recreación y el manejo del tiempo libre, así como la prevención de enfermedades médicas y accidentes y los hábitos de sueño.
En tal sentido, las experiencias de bienestar o malestar empujan a que las personas quieran proteger su salud o que se involucren en conductas de riesgo, de tal modo que el bienestar consiste en un estado físico y emocional positivo, con alta capacidad para disfrutar y encontrar retos en la vida y para poseer estrategias adecuadas para enfrentarse a las dificultades.
Por otro lado, dijo, el malestar supone un estado físico y mental negativo que puede incluir experiencias de ansiedad, depresión, o signos de enfermedad física.