Una cosa que las personas han notado como un efecto secundario frecuente de la infección por COVID y algunos tratamientos antivirales es que su sentido del gusto y el olfato se reducen o pierden temporalmente.
Si bien esto eventualmente se recupera en la mayoría de las personas, puede continuar mucho después de la enfermedad inicial. Esta pérdida de la capacidad de oler y saborear los alimentos ( anosmia y ageusia ) conduce a una reducción del disfrute y la calidad de vida.
Los investigadores se han centrado en los mecanismos a través de los cuales las diferentes variantes de COVID afectan las neuronas olfativas (las partes del cerebro que procesan y responden al olor) y las células de apoyo para encontrar tratamientos.
Estos incluyen el entrenamiento del olfato con aceites esenciales, que pueden ayudar a las personas cuyo olfato permanece dañado más de un mes después de la COVID-19. El chile también podría ayudar, como potenciador del sabor.
Un estudio realizado por una empresa de comidas de 2 mil comensales con COVID encontró que el 43 por ciento de ellos aumentaba la cantidad de chile y otras especias que agregaba a los alimentos para amplificar el sabor de las comidas. Los expertos daneses dicen que comer alimentos como el chile podría ser útil para proporcionar estimulación sensorial a los comensales cuando su sentido del olfato no está a la altura.